La conversión a GNV o GLP es posible en una amplia gama de vehículos, incluyendo automóviles particulares, taxis, buses y otros vehículos de servicio público, así como vehículos industriales como camiones y furgonetas. Esta flexibilidad permite que tanto propietarios individuales como empresas puedan optar por combustibles más económicos y ecológicos, mejorando la eficiencia y reduciendo los costos operativos sin comprometer el rendimiento del motor.

La conversión de un vehículo a GNV o GLP suele tomar un promedio de 10 horas, aunque este tiempo puede variar según el tipo y el modelo del vehículo. Automóviles particulares generalmente requieren menos tiempo, mientras que vehículos más grandes o con sistemas más complejos, como los industriales o de servicio público, pueden necesitar un tiempo adicional para la instalación y calibración de los componentes del sistema de gas. La precisión en el proceso es crucial para garantizar la seguridad y el rendimiento óptimo del vehículo convertido.

Existen numerosas estaciones de servicio para repostar GNV o GLP, ubicadas en puntos estratégicos a lo largo de las principales vías y ciudades. La disponibilidad de estas estaciones ha crecido significativamente, facilitando el acceso a combustibles alternativos para usuarios de todo tipo de vehículos. Para localizar las estaciones más cercanas, se pueden utilizar aplicaciones móviles y recursos en línea como Google Maps o sitios web especializados que ofrecen mapas actualizados y rutas óptimas para el repostaje de GNV o GLP, asegurando que los conductores siempre encuentren un lugar para llenar sus tanques.

La conversión de vehículos a GNV o GLP cumple con normativas y estándares internacionales como la ISO 15500 y la ECE R110, que regulan la seguridad de los componentes y sistemas de gas. Los kits de conversión deben ser instalados por talleres certificados que garantizan el cumplimiento de estrictas medidas de seguridad, incluyendo válvulas de corte automático, sensores de fugas y sistemas de protección contra sobrepresión. Además, los tanques de almacenamiento son sometidos a rigurosas pruebas de presión y resistencia, y requieren inspecciones periódicas para asegurar su correcto funcionamiento, garantizando así la seguridad en la conversión y el uso diario.